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La Capilla de la Asunción de la Catedral, en su fase final de los trabajo de restauración

Desde el pasado mes de julio, el Cabildo Catedral en su constante compromiso con el mantenimiento y cuidado del templo, realiza los trabajos de restauración de la Capilla de la Asunción, cuyos trabajos tienen previsto, según indica el restaurador Fabián Pérez, finalizar en el mes de diciembre. Tras cuatro meses de trabajo, están en la fase final la cual se centra en el retablo barroco, realizado en mármol que preside la capilla.

La capilla de la Asunción tiene la peculiaridad, respecto a las otras capillas de la Santa Iglesia Catedral, que fue la primera que se puso al culto en 1755, cuando aún continuaban los trabajos de construcción del nuevo templo catedralicio, ya bendecido. Finalmente en 1838; esta capilla fue la única que pudo ser acabada según el modelo barroco con el que fue concebida la Catedral Nueva. El dinamismo de su arquitectura, con curvas y contracurvas, entrantes y salientes, se acompaña de un retablo de columnas salomónicas, de composición ascendente y fluida, realizado en mármoles de colores, donde se venera una imagen italiana, realizada en mármol blanco, de la Asunción de María.

Este retablo presentaba importantes defectos de conservación donde las destacadas piezas del mismo, se mostraban al iniciarse los trabajos, descolocadas e incluso con piezas desprendidas que podría haber significado un colapso parcial del retablo. Construido en piezas de mármol, está fijado al muro de la capilla con agarraderas metálicas muy oxidadas, las cuales, en su proceso de oxidación aumentaron de dimensión sometiendo al conjunto a unas tensiones que empujaron algunas de sus piezas desubicándolas, lo cual era especialmente significativo en la línea de cornisa sobre el que se alza el ático. Por ello, en estos meses de atrás, se han realizado trabajos de desmontaje del ático del retablo y de su línea de cornisa para reubicar dichas piezas, y para eliminar sus anclajes metálicos y sustituirlos por otros de acero inoxidable que diera estabilidad al conjunto.

Finalizadas estas labores de desmontaje y montaje, complejas por el peso y dimensiones de algunas de las piezas que han sido reubicadas, y que requirieron de un diseño específico en los andamios y de la proyección de un puente grúa adaptado para tal fin, ahora están ultimando las labores de limpieza y de reconstrucción del retablo como fase final de los trabajos.

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Resumen sobre proyecto de rehabilitación y reparaciones puntuales de la Capilla de la Asunción

La capilla de la Asunción, se trata de la primera capilla puesta al culto, pues, se debe a las trazas de Gaspar Cayón, siguiendo proyecto de Vicente Acero, datando de 1755, y en ella estuvieron trabajando, en su talla escultórica y decorativa, tal vez tanto en su arquitectura como en su retablo, autores como Cayetano de Acosta, Salvador de Alcaraz o Agustín de Medina y Flores.

La capilla reproduce la planta barroca y mixtilínea con la que Vicente Acero la concibió. Algunos de los elementos más característicos de la catedral dejan su huella en la capilla.

PARAMENTOS DE LA CAPILLA

Atendiendo al estado de conservación y al tratamiento a realizar, debemos diferenciar tres partes, el zócalo o pedestal de las columnas, está construido en jaspes negros del Gelí de Chiclana incrustado con mármoles rojos de Mijas. En el cuerpo de columnas debemos diferenciar la basa del resto de la columna, es decir, de su fuste y capitel. La basa fue construida en mármol rojo de Mijas, por lo que se integra visual y cromáticamente más con el zócalo, mientras que los fustes y capiteles (tallados por Cayetano de Acosta) lo fueron en mármol blanco también de Mijas. El entablamento está construido en sillares de piedras areniscas y calizas de modo aleatorio, probablemente areniscas de Medina Sidonia o Antequera y calizas de Morón. Por último la solería polícroma.

Aunque todas presentan capas de suciedad, la naturaleza de esta suciedad y su metodología de limpieza es diferente en cada una de las partes.

Zócalos y basas de columnas

Los zócalos y basas de columnas presentan acabados posteriores no originales, cuyo objetivo residía en dar lustre a la superficie de los mismos. Estos acabados superficiales aparecen ahora estropeados por blanqueamientos o pasmados. Se trata de eflorescencias de sales que, bajo esta capa impermeable del acabado superficial, han cristalizado tras un proceso de migración hacia la superficie, favorecido en un medio hídrico (quizás humedad por capilaridad o filtraciones del paramento).

De este modo, podemos identificar que el daño que observamos en dicho zócalo atiende a un desperfecto en la superficie de pulimento, el cual requiere un proceso de limpieza o eliminación. Dicho proceso de limpieza se realizará mediante cepillado con carbonato de amonio) y finalmente con paños de algodón y agua retirar los depósitos removidos.

Finalizados los trabajos de limpieza, el material pétreo, muy insaturado, requiere un trabajo de acabado superficial capaz de enlustrar el material y conferirle profundidad de color a la piedra, lo cual se realizará con una disolución acrílica en hidrocarburo.

Cuerpos de columnas, entablamento y bóveda

Los depósitos de suciedad que se observan en ellos son de naturaleza semigrasa, es decir, procedente de la suciedad grasa de la luminaria tradicional y del polvo aéreo relativamente magro que se deposita en su superficie y se compacta levemente con el hollín procedente de las lámparas de aceite y velas tradicionales.

En definitiva, una capa de suciedad más o menos compactada que puede ser retirada mediante cepillado con agua incluso con disolución amoniacada. Circunstancialmente puede ser necesario la eliminación de restos mediante el picado estático con bisturí o escalpelo.

Se observan algunos desperfectos volumétricos. Se propone la reconstrucción mediante la disposición de varillas enroscables de acero inoxidable embebidas en piedra sana con resina epoxídica, y sobre un entramado de ellas, disponer el mortero de reconstrucción.

Solería polícroma de la capilla

No muestra desperfectos reseñables que requieran un especial tratamiento de restauración, más allá de rejuntado de piezas y una limpieza superficial.

RETABLO DE LA VIRGEN DE LA ASUNCIÓN

En la capilla de la Asunción, destaca, como elemento singular y protagonista, el retablo de Nuestra Señora de la Asunción, un retablo italiano del siglo XVIII.

Se trata de un retablo de único piso y hueco central, donde se identifica, en su alzado, un pedestal o pódium con altar central que muestra un perfil curvilíneo complejo. Sobre este cuerpo de arranque se levanta el único piso del retablo donde el hueco central de hornacina, de cuarto de esfera, es flanqueada por sendos pares de columnas de orden salomónico (con capiteles de orden compuesto) y traspilastras de orden jónico. Las columnas se disponen en dos planos y evitan la frontalidad, de manera que en planta el retablo pierde su estricta linealidad para conformar un dibujo mixtilíneo.

Las columnas soportan un entablamento interrumpido en el tramo central, de manera que se convierte en un elemento más decorativo. La hornacina central se remata con un falso frontón curvo transformado en un amago de arco avolutado.

El remate del retablo, su ático, es el elemento más fantástico de su composición. Se trata de un frontispicio curvilíneo ascendente que se termina en tramos de volutas aveneradas.

La escultura de la Asunción es la que da nombre a la capilla y se levanta en la hornacina central del retablo.

El retablo es una obra construida en mármoles y jaspes de colores procedentes de Mijas, Málaga. Exceptuando el fuste salomónico de las columnas, todo él construido en un bloque de piedra negra (mármol o jaspe), las demás piezas del retablo están construidas en mármol blanco con incrustaciones de mármoles y jaspes de colores

El retablo presenta, en general, una triple alteración: dos concernientes a su materialidad, que son problemas estructurales y volumétricos, y una tercera relativa a la suciedad superficial.

Defectos estructurales

La cornisa y asiento del ático presentan la afección más grave porque atañe a la estabilidad estructural de parte del retablo

De los tramos de cornisas, son los dos fragmentos centrales los que aparecen desplazados y caídos hasta apoyar, los dos y de manera simétrica, en el arco de la hornacina central. El desplazamiento de esta fragmentos de cornisa se proyecta en el desplazamiento de los laterales del frontispicio del retablo, donde se apoya y arrancan las volutas desde donde se alza el frontispicio y en donde se asientan las sendas figuras de angelotes.

Se puede observar el desprendimiento de un fragmento de la cornisa en su flanco derecho (fragmento que está apeado tras el angelote de ese mismo lado derecho), así como un desplazamiento de la mitad derecha del conopio.

La propuesta de restauración se trata de desmontar los laterales del frontispicio del ático, así como su remate para de este modo poder asegurar su nuevo asiento con seguridad.

Las piezas que debieran ser desmontadas serían: el remate avenerado que asienta sobre el conopio que aparece desplazado y cuya cornisa lateral de- recha se ha desprendido.

Estas piezas se liberarían y serían reasentadas, mediante la disposición de mortero de cal, de manera que lo hicieran recuperando sus planos de contactos.

Los laterales de arranque del frontispicio central serán igualmente desmontados empezando por los ángeles, de ese modo retirar las piezas mal asentadas y volverlas a disponer limpiando su lecho y recibiéndolas con mortero de cal y arena.

Trabajos de consolidación mecánica y estructural

Estas se concentran principalmente en las incrustaciones de mármol del pedestal, así como en las columnas salomónicas. La alteración mecánica hace referencia a la pulverización del material pétreo, su arenización, requiriendo un tipo de consolidación diferente a la alteración estructural, lo cual se propone mediante la aplicación por impregnación de un consolidante organosilícico

Trabajos de limpieza

Las capas de suciedad serán retiradas en una doble fase de trabajo: retirada en seco mediante suave arrastre y aspiración de las partículas, y limpieza en húmedo mediante cepillado con agua incluso con disolución amoniacada.