La Torre del Reloj de la Catedral de Cádiz es, sin lugar a duda, uno de los elementos exteriores más característicos de este primer templo gaditano, desde sus torres puede apreciarse una vista completa de toda la urbe y maravillosas vistas al Océano Atlántico.
Destaca su estructura tan propia de la influencia neoclásica fruto de la época en la que fue levantada, coincidiendo con el período dorado de la historia gaditana y su resurgir urbano como consecuencia del monopolio del comercio con América, en el siglo XVIII; la torre ha sido testigo de primer orden del devenir histórico de la ciudad de Cádiz y es por ello protagonista, arte y parte, de mil y una anécdotas.
Desde la Torre del Reloj podemos advertir la imponente mole de la Catedral Nueva de Cádiz, cuando el aumento de la población y la intensa actividad económica hacían necesaria una catedral de mayores dimensiones acorde con la nueva situación que se estaba viviendo por aquel entonces.
La dilatación en el proceso de construcción hizo que los primitivos proyectos, de trazos barrocos, fueran sustituidos siguiendo las nuevas formas artísticas imperantes del Neoclasicismo, ya en el siglo XIX.
Fue a mediados del XIX cuando se le añadió el reloj del cual toma nombre, un reloj realizado por el maestro José Miguel de Zugasti que, gracias a los esfuerzos del Cabildo y la inestimable colaboración de la UCA ha sido recientemente restaurado, pudiendo ser vista por los visitantes la impresionante monumentalidad de uno de los relojes más antiguos de España, apreciando la minuciosidad de su mecánica a la que le ha sido devuelta su apariencia original, respetando al máximo las piezas originales.
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